Si pensamos que el 8 de marzo es una fecha para recibir regalos, deberíamos detenernos a comprender la historia para resignificar su verdadero sentido. No deberían celebrar la muerte de cientos de mujeres trabajadoras en condiciones inhumanas, sin protección a la maternidad, con tratos despectivos y bajo salarios míseros, porque dentro de todo, el 8 de marzo es un día para perpetuar la lucha que las guerreras alrededor del mundo han mantenido para que hoy podamos disfrutar algunos derechos.

Tenemos que entender que las mujeres hemos sido víctimas constantes de una sociedad patriarcal que controla y nos amenaza para no emancipar, por eso a pesar de la lucha y la organización de miles de mujeres obreras, hoy prácticamente se celebra una fecha comercial donde los hombres regalan flores y desvirtúan la lucha por la igualdad de género expresando amor romántico y dominante a una mujer sumisa, bombardeada por la publicidad que quiere cambiar su cuerpo y proyectar la imagen de mujer exitosa, donde hasta ahora las luchas ganadas sólo representan el derecho al voto, el acceso a cargos públicos y el derecho a usar falda y bikini como legado de emancipación femenina.

Por eso éste y todos los días, en la comunidad Ágata rechazamos todo tipo de violencia contra la mujer, con que podamos sentirnos seguras, respetadas y valoradas es más que suficiente para empezar a hablar de igualdad de género. Utopía o no, es un sueño que millones de mujeres en el mundo tienen, todas queremos vivir en un mundo seguro, sentirnos a salvo en familia y en pareja.

Mientras las mujeres esperen un regalo de su hombre ése día y no levanten la voz para callarlo cuando las maltrata o las golpea, seguiremos siendo desiguales. Mientras nos cosifiquen y nos sigan juzgando por nuestro comportamiento, mientras existan los concursos de belleza, los estereotipos, la dependencia emocional, la desigualdad salarial y profesional y mientras penalicen el aborto y perpetúen el miedo en nosotras, no seremos libres en nuestros cuerpos, la lucha es de cada una por eso el 8 no se celebra, se grita a todo pulmón el deseo de un trato igual.

Nos mueve el deseo