La lupa se posa nuevamente sobre el mundo médico para reconocer que cientos de mujeres fueron violentadas y no fueron conscientes de su contribución a la ciencia, porque lastimosamente la historia estuvo salpicada por las más oscuras perversiones médicas y se mantuvo oculta durante años, construyendo lo que hoy conocemos como el conocimiento de la anatomía femenina, pero que se cuentan como historias de terror debido a la violación de todo tipo de derechos humanos y crímenes en nombre de la medicina. Visibilizar esta verdad, es indispensable para avanzar y eliminar las violencias que atraviesan a las mujeres desde una de las industrias más poderosas, la industria médica.

Henrietta Lacks, una mujer que aportó significativamente a la ciencia.

Hablar de avances médicos e investigaciones sobre el cuerpo femenino, también es hablar de víctimas fatales. Todo comenzó cuando los hombres remplazaron por completo a las matronas en el proceso del parto y en la asistencia del cuidado de la mujer, introduciendo el espéculo en sus prácticas en el siglo XVI y a pesar de ser un instrumento poco apetecido, sirvió de gran ayuda para observar la cavidad profunda, el cérvix y facilitar la toma de muestras, que incluso es de uso frecuente en la actualidad.

Luego llegaron los fórceps, un instrumento obstétrico para la extracción fetal, ideado por el cirujano Peter Chamberlen que acostumbraba vendar los ojos de sus pacientes para evitar traumarlas. Su práctica estuvo en secreto por más de 150 años hasta que lo presentó al mundo médico como una solución efectiva para el nacimiento. Peter, fue de los primeros hombres en documentar un parto y desde allí dejó de considerarse un proceso natural, pasando a ser una intervención médica, que logra patologizar a las personas embarazadas. Por eso actualmente vemos la gestación como un estado delicado de salud y evitamos los partos en casa, o bajo el agua.

El reconocido doctor Falopio que seguramente hace parte de los antiguos textos de anatomía, cometió extracciones sin anestesia a esclavas negras con el fin de llegar a conocer la estructura y el tejido de las trompas. Debido a esto, en pleno siglo XXI su nombre se suprime del cuerpo y se renombran como «trompas uterinas” de esta forma transformamos la nomenclatura y libramos del patriarcado a las partes del cuerpo femenino.

Entre las historias más macabras tenemos la de William Hunter y William Smellie, qué se hicieron muy famosos en el mundo de la medicina por sus precisos dibujos anatómicos del embarazo. Su propósito, era conocer la anatomía de la gestación y aunque pudieron revolucionar la historia de la medicina para salvar vidas, como maestro y aprendiz, se convirtieron también en los responsables de la mayor serie de asesinatos de la época, 39 mujeres en su último mes de gestación, todas migrantes, pobres y esclavas, acabaron diseccionadas para su obra, Anatomía del Útero Humano Grávido, pero además, para sorpresa de muchas personas, actualmente son considerados los padres de la obstetricia y la ginecología a pesar de su pasado.

Otro médico que destaca es Marion Sims, quién relata en su autobiografía para la investigación de la fistula vaginal, que tuvo que pasar momentos agonizantes en su hospital, ya que operaba a mujeres negras para continuar siendo mulas de trabajo, reparaba el desgarro de las paredes vaginales que muchas veces se debía a la desnutrición por ser esclavas, incluso después del parto ellas presentaban mayor probabilidad de inflamación. Y gran parte de sus procedimientos se hacían sobre una mesa a 4 patas, donde más hombres sostenían a las mujeres, sin utilizar ningún tipo de sedante, solo opio después de la experimentación. Estos actos desde la medicina se justificaron debido a un pensamiento instalado de que las mujeres negras no sentían igual que las blancas, bajo la justificación de que su objetivo era curar, los exoneraron de toda responsabilidad y aunque admitieron la controversia, nunca aceptaron la violación ética de los procedimientos, ya que dicen que se debió desde un contexto histórico más amplio entre el siglo XVI y XX, pero además, eliminar a Sims supondría también suprimir el papel de aquellas mujeres negras que se sacrificaron por la historia. Por eso la finalidad es acabar con el nombramiento patriarcal de nuestro cuerpo, para que no haya rincón bautizado con el nombre de ningún descubridor. Aquí les dejamos algunas recomendaciones como nueva bibliografía?

Las glándulas de la eyaculación

Las antiguas glándulas de Skene (ginecólogo escoces) ahora se les llama, glándulas parauretrales. Las glándulas de Bartolino (médico danés) ahora se les reconoce como las glándulas de Lucy y Betsy y finalmente las trompas de Falopio, que ahora son llamadas las trompas uterinas.

Asimismo, es necesario resaltar la labor de Henrietta Lacks, quién terminó siendo una mujer afrodescendiente donadora involuntaria de células cancerígenas, las cuales fueron cultivadas por George Otto Gey sin ningún consentimiento, para originar una línea de cultivo celular inmortal. Henrietta, fue sedada y robaron una muestra de su cérvix para la investigación del cáncer, sus células sirvieron para crear la vacuna de la polio y nadie ha reconocido su aporte a la salud y a los avances de la medicina ginecológica, por eso es momento de resaltar ésta figura que aportó significativamente a la evolución de la salud íntima femenina, porque sabemos que el fin no justifica los medios, en especial cuando los hechos fueron tan abusivos y atroces con las mujeres.