Hoy vengo a hablar de masturbación, el arte amatorio más antiguo de la historia que además dice mucho de nuestro autoconocimiento y amor propio. Y es que quién no se haya hecho una “paja” es porque no dejó salir a flote la ingenuidad sexual. Lo cierto es que algunos tuvimos la suerte de permitirnos el placer y por eso quise hacerle tributo al arte de la masturbación, porque ¡ojo! requiere de ganas y curiosidad ser tu mejor amante.
Recordemos que originalmente el placer se ha pensado únicamente para el hombre, pero gracias a la liberación femenina de los últimos 50 años, sumado a algunas investigaciones de la industria médica se amplió el espectro hacia la genitalidad femenina, y es que no por nada nuestra vulva y vagina están hechas para ello, sin olvidar al grandioso clítoris y las glándulas vestibulares que además de brindar esa textura húmeda y calentita tan particular, nos regala multiorgasmos y momentos de felicidad.
Hay que empezar por algo importante y es que el goce no depende únicamente de la penetración, está relacionado con sentirnos bien y conectar con el momento presente, olvidando las distracciones para lograr una verdadera compenetración. Otro punto relevante, es dejar de lado el tabú. Aquellos cuerpos libres de pensamientos limitantes son propensos a vivenciar picos de placer y por ende son cuerpos repletos de oxitocina. De hecho la masturbación no solo es un placer solitario, sino que además enseña a la pareja a lograr mejor afinidad, ya que ayuda a encontrar el ritmo justo para tocar y acariciar mejor. Y aunque para algunas personas existe tabú frente a la masturbación en pareja, sería bueno dejar de lado el pudor y sacar los beneficios que se logran porque se refuerza el vínculo y se fomenta la confianza con el otro, haciendo que nuestra pareja se sienta deseada.
Más que timidez, la cuestión depende de nuestro sistema de creencias en torno al tema y la educación que recibimos al respecto, también factores como el autoconocimiento, amor propio y aceptación corporal, permiten que esta práctica sea normalizada. Por eso me pregunto, ¿cómo es posible que nos hayan negado la masturbación durante tanto tiempo?, si gracias a ella la vagina se mantiene limpia, se suprimen cólicos menstruales, se duerme mejor, se libera estrés y conectamos más con nuestras fantasías, logrando estar más activas eróticamente.
Por otro lado, cuando el hombre intenta ser padre lo recomendable es no abandonar la masturbación, de hecho según investigaciones de la Universidad Autónoma de Madrid, repetir la práctica cada dos o tres días renueva el esperma y aumenta las posibilidades de un embarazo, ya que desarrolla los niveles de cortisol y mejora el sistema inmunológico. En el caso de ambos, la masturbación fortalece el suelo pélvico y repercute de forma benéfica en la salud, previniendo la disfunción eréctil en ellos y la incontinencia urinaria en ellas, así que deja de lado la vergüenza y anímate a disfrutar así no tengas pareja.
Sabemos que hay estereotipos en torno a la masturbación y al placer en general, porque venimos de una cultura represiva donde la única educación sexual y finalidad era prevenir enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados, en ningún momento se nos habló de placer y autoestima sexual en la adolescencia, por ese motivo hay mucho desconocimiento de nuestro potencial erótico, por suerte cada vez tenemos acceso a una educación y formación en torno a la sexualidad que permite hablar abiertamente y abordar el tema con normalidad como tantos otros de nuestra vida, así que no lo dudes y ¡ve a divertirte!